Síntomas¿Tienes alguno de estos síntomas? ¿Los tiene tu hijo?
Síntomas
Te ofrezco a continuación una lista de molestias, problemas o síntomas que son habituales entre los adultos. Un poco más abajo hago lo mismo teniendo en cuenta a los niños y adolescentes. También enumero unos cuantos síntomas que pueden estar relacionados con problemas con el desarrollo neurológico y que pueden indicar la necesidad de pedir ayuda a un un neuropsicólogo.
Síntomas habituales en los adultos
Aunque sea normal que recibamos la visita esporádica de alguno de los síntomas que listo a continuación tal vez te haga falta mi ayuda como psicólogo si observas que ocurren con demasiada frecuencia o intensidad; o si notas que están haciendo poco satisfactoria tu vida cotidiana, llenándola de sensaciones desagradables e impidiéndote disfrutar de los aspectos placenteros del día a día.
Si decides solicitar mi ayuda como psicólogo para resolver un problema en concreto no quiere decir que a partir de ese momento ya tengas que contar con esa ayuda indefinidamente; ni tampoco significa que estés “loco” (menciono ambas cosas porque son ideas erróneas bastante extendidas).
Comprueba si te ha pasado a ti recientemente alguno de los problemas, molestias o síntomas de la siguiente lista:
- Dolores de cabeza.
- Nerviosismo.
- Pensamientos no deseados que no se van de tu mente.
- Sensaciones de que vas a desmayarte o de mareo.
- Pérdida del deseo o del placer sexual.
- La impresión de que otras personas pueden controlar tu mente.
- Dificultad para recordar las cosas.
- Sentirte fácilmente irritado o enfadado.
- Sentir miedo de estar en la calle.
- Sentirte decaído.
- Pensamientos suicidas.
- Oír voces que otras personas no oyen.
- Falta de apetito.
- Llorar fácilmente.
- Timidez o incomodidad ante el sexo opuesto.
- La sensación de que estás atrapado.
- Tener miedo de repente y sin una razón que lo justifique.
- Arrebatos de cólera que no logras controlar.
- Miedo a salir de casa solo.
- Culparte a ti mismo de todo lo que pasa.
- Dolores en la parte baja de la espalda.
- Sentirte incapaz de hacer las tareas cotidianas.
- Sentirte solo.
- Sentirte triste.
- Preocuparte demasiado por las cosas.
- No sentir interés por las cosas.
- Sentirte temeroso.
- Sentirte herido con facilidad.
- Ser demasiado sensible.
- La impresión de que otras personas pueden leer tus pensamientos.
- La sensación de que los demás no te comprende o te hacen caso.
- Que tu corazón vaya muy deprisa sin motivo aparente.
- Náuseas o malestar en el estómago.
- Sentirte inferior a los demás.
- Dolores musculares.
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Tener que comprobar una y otra vez algunas cosas que haces.
- Encontrar difícil el tomar decisiones.
- Sentir temor de viajar en coche, autobús, trenes, etc.
- Dificultad para respirar.
- Tener que evitar ciertas cosas, lugares o actividades porque te dan miedo.
- Que se te queda la mente en blanco.
- Sentir un nudo en la garganta.
- Sentirte desesperanzado con respecto al futuro.
- Tener dificultades para concentrarte.
- Sentirte tenso o agitado.
- Pensamientos sobre la muerte o el hecho de morir.
- Comer demasiado.
- Sentirte incómodo cuando la gente te mira o habla de ti.
- Sentir el impulso de golpear, herir o hacer daño a alguien.
- Despertarte de madrugada.
- Tener que repetir algunas acciones como lavar, tocar, contar, etc.
- Sueño inquieto o perturbado.
- Tener ganas de romper algo.
- Sentirte muy cohibido entre otras personas.
- Sentirte incómodo rodeado de mucha gente, como ocurre en el cine, en centros comerciales, conciertos, etc.
- Sentir que todo te requiere un gran esfuerzo.
- Ataques de pánico o de terror.
- Tener discusiones frecuentes.
- Sentirte nervioso cuando te quedas solo.
- Sentirte solo aunque estés con más gente.
- Sentirte tan inquieto que no puedes ni estar sentado tranquilo.
- La sensación de ser inútil o de no valer para nada.
- Presentimientos de que va a pasar algo malo.
- Gritar o tirar cosas.
- Tener miedo de desmayarte en público.
- Tener pensamientos sobre el sexo que te inquietan bastante.
- La idea de que deberías ser castigado por tus pecados.
- Imágenes estremecedoras o que te dan miedo.
- La idea de que algo serio anda mal en tu cuerpo.
- No sentirte cercano a nadie.
- Sentimientos de culpabilidad.
- La idea de que algo anda mal en tu mente.
Síntomas habituales en los niños y adolescentes
Puede que mi asesoramiento como psicólogo os venga bien cuando os parezca que el comportamiento de vuestro hijo es muy diferente al de otros niños de su edad.
O porque notéis que retrocede a comportamientos que ya había dejado atrás.
O porque sintáis que no podéis manejar la situación y tenéis la sensación de estar al límite, sin saber qué hacer.
O cuando aparezcan alguno de los siguientes síntomas en vuestro hijo:
- Cambio repentino e inexplicable: está triste, sin ganas de hacer nada, muy irritable.
- Se siente a menudo infeliz, desanimado o lloroso.
- Frecuentes rabietas.
- Problemas para relacionarse con otros niños de su edad ya sea porque se comporta de manera violenta, o porque es muy tímido, o porque no siente interés.
- Sufre acoso escolar.
- Actitud negativa con los adultos.
- Roba cosas en casa, en la escuela o en otros sitios.
- A menudo miente o engaña.
- Muchos miedos, se asusta fácilmente.
- Se pone nervioso ante nuevas situaciones y se muestra dependiente, perdiendo la confianza en sí mismo.
- Le cuesta conciliar el sueño.
- Pesadillas o terrores nocturnos.
- Dificultades en la escuela: le cuesta concentrarse, se aburre frecuentemente, está muy intranquilo.
- Problemas físicos que no tienen una causa médica: dolores de cabeza, vómitos, problemas en la piel, etc.
- Muchas preocupaciones.
- No controla los esfínteres.
- Problemas con la alimentación.
Trastornos del desarrollo neurológico
Seguidamente te proporciono una lista de problemas que si tienes la sospecha de que están afectando a tu hijo, conviene que consultes con un neuropsicólogo infantil (yo trabajo en estrecha colaboración con un neuropsicólogo infantil) que es un especialista en evaluación y tratamiento de niños o adolescentes con alteraciones cognitivas, de la conducta o académicas relacionadas con problemas congénitos o lesión cerebral.
Síntomas que pueden estar relacionados con problemas del desarrollo neurológico:
- Deficiencias de las funciones intelectuales o del comportamiento adaptativo.
- Dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus modalidades (es decir, hablado, escrito, lenguaje de signos u otro).
- Tartamudeo.
- Dificultades persistentes en el uso social de la comunicación verbal y no verbal.
- Movimientos, utilización de objetos o habla repetitivos o estereotipados (es decir,que se repiten sin variación o que se usan como una fórmula y no como muestra de un sentimiento).
- Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal.
- Intereses muy restringidos y fijos que llaman la atención por su intensidad o por lo extraño del foco de interés.
- Muestras persistentes de falta de atención.
- Actividad excesiva.
- Impulsividad.
- Dificultad en el aprendizaje y en la utilización de las aptitudes académicas.
- Habilidades motoras muy por debajo de lo esperado para la edad.
- Tics (un tic es una vocalización o movimiento súbito, rápido, recurrente, no rítmico).