Qué es Mindfulness o Atención Plena
Es la capacidad de llevar la atención al presente, sin juzgar y con un espíritu de curiosidad.
La capacidad de mindfulness puede ser entrenada, y ese entrenamiento es una forma de practicar la meditación (por supuesto, existen otras muchas maneras de meditar).
Podemos entender la práctica de mindfulness de dos maneras:
1) La práctica formal, basada en técnicas de meditación.
2) La práctica informal, que consiste en prestar atención a las actividades cotidianas.
Como decía un poco más arriba, existen muchas maneras de meditar, pero no todas ellas tienen como objetivo entrenar la capacidad de mindfulness o atención plena.
Por tanto, mindfulness no es sinónimo de meditación, ya que se puede meditar sin hacer mindfulness, y se puede hacer mindfulness sin meditar formalmente.
El objetivo de practicar mindfulness es aumentar la capacidad de prestar atención a lo que ocurre momento a momento con una actitud de aceptación y curiosidad, y la meditación formal puede contribuir a alcanzar este objetivo.
Seguidamente comento algunos cambios que provoca la práctica de mindfulness o Atención Plena.
Cambios atencionales
La instrucción básica de mindfulness es la de que prestes atención a tu respiración o a tu cuerpo de manera sostenida.
Sin embargo, si empiezas a practicar, verás que no pasará mucho tiempo antes de que tu atención se aleje de la respiración o del cuerpo y se ponga a deambular caprichosamente.
Las instrucciones también indican que, cuando te des cuenta de que te has distraído, vuelvas a enfocar tu atención.
La investigación muestra que los meditadores mejoran su capacidad para mantener enfocada su atención durante periodos largos de tiempo. Lo que, a su vez, mejora el rendimiento en las tareas cognitivas que requieren que estemos atentos.
Aunque aún no existe suficiente evidencia científica sobre su eficacia, es comprensible abrigar esperanzas de que la práctica de mindfulness pueda ser de ayuda en los problemas relacionados con una deficiente atención o un exceso de actividad.
También tenemos problemas con la atención cuando estamos deprimidos o ansiosos. O cuando somos demasiado impulsivos.
Parece razonable pensar que todo lo que contribuya a mejorar nuestra capacidad de atención contribuirá a que nuestra vida mejore.
Cambios cognitivos
Imagínate que tienes un pensamiento recurrente que no te hace ninguna gracia tener. Te puedes plantear luchar contra él para expulsarlo de tu mente. O puedes tratar de sustituir ese pensamiento desagradable por otro más de tu gusto.
Con la práctica de mindfulness lo que ocurrirá probablemente es que empieces a darte cuenta de que ese pensamiento desagradable no es más que un pensamiento y que, si lo dejas en paz y lo observas con curiosidad, no tardará en esfumarse por sí solo.
Te darás cuenta de que los pensamientos no son la realidad.
Podrás observar tus pensamientos y emociones a una cierta distancia, lo que puede ser muy útil para evitar que te atrapen y te lleven de aquí para allá a su antojo: a ese barrio medio en ruinas llamado depresión o a la selva plagada de peligros de la ansiedad.
Comprenderás que esta capacidad de tomar una cierta distancia puede ayudarte a bregar con las preocupaciones o con la poco recomendable actividad de rumiar desgracias pasadas.
Cambios emocionales
Practicar mindfulness te puede echar una mano para que influyas en las emociones que tienes, cuándo las tienes, cuánto tiempo te acompañarán y cómo te afectarán a ti y a los que te rodean.
Cuando se trata de emociones negativas supongo que estarás de acuerdo en que conviene aprender a regular las emociones.
Una manera de cambiar la manera de relacionarte con las emociones que aporta mindfulness es permitiéndote verlas con una actitud no juzgadora y curiosa.
Lo que puede hacer que asignes a esas emociones negativas otros significados más positivos y que veas otras facetas del sufrimiento que hasta ahora te pasaban desapercibidas.
También aprenderás a estar en presencia de tus emociones sin salir huyendo como alma en pena. Aprenderás a no reaccionar: tarea bastante difícil.
Y al estar con tus emociones te acostumbrarás a ellas, lo que te será muy útil si el miedo está gobernando tu vida más de lo recomendable. El miedo se encoge si lo miras a la cara persistentemente.
Cambios en la conciencia corporal
Otra instrucción básica de mindfulness es la de observar las sensaciones físicas del cuerpo.
Cuando hablo de conciencia corporal me refiero a la capacidad de percibir lo que pasa en tu cuerpo. Percibir tanto las sensaciones que te llegan desde el exterior del cuerpo como las que llegan desde el interior.
¿Y para qué sirve ser más conscientes de tu cuerpo?
Lo primero que se me ocurre para responder a esa pregunta es que si atiendes a tus sensaciones es menos probable que te dé por pensar cosas peligrosas para tu estado de ánimo: preocupaciones, rumiaciones etc.
Lo segundo es que todas las emociones aparecen asociadas a cambios en el cuerpo.
Así que si afinas tu capacidad para observar cosas más sutiles en tu cuerpo también mejorará tu capacidad para detectar ligeros cambios emocionales. Detectarlos y aceptarlos sin salir corriendo, lo cual ya vimos que puede ser muy beneficioso.
Por último, un argumento más a favor de aumentar la conciencia corporal: nos permite disfrutar de los pequeños detalles de la vida (caricias, aromas, sonidos, etc.)
Si quieres leer más cosas sobre mindfulness puedes hacerlo siguiendo este enlace: