El mar que cada persona trae consigo
Unos minutos antes de que llegue mi cliente, procuro tranquilizarme caminando lentamente de un lado a otro de mi pequeño despacho. Observo el movimiento de mis piernas, el cómo se apoyan mis pies; y me voy tranquilizando; y trato de generar en mi pecho sentimientos cálidos hacia esa persona a la que recibiré en breve, aunque no la conozca.
Y me dejo llenar por el mar que cada persona trae consigo, por su universo privado.
Y lo hago escuchando con todos mis sentidos. Escuchando lo que se dice y también el silencio.
Y me sumerjo, con la ayuda de la imaginación, en ese mar que me ofrecen para explorar.
Las peligrosas sirenas
Procuro no olvidar que existen sirenas que con sus cantos son capaces de hacer naufragar al mejor intencionado terapeuta.
La sirena del me gusta o no me gusta esta persona.
La que me invita a preocuparme más por mis propios asuntos que por los del cliente.
La que me pregunta si seré un buen profesional, si estaré en condiciones de ayudar a la persona que está ante mí.
Y otras muchas sirenas que no dejan de cantar ni aunque las ahoguen; pero a las que puedo mantener a raya atándome al mástil de algunos preceptos, de algunos muy buenos amigos.
Algunos preceptos para mejorar mi práctica como psicólogo
Por ejemplo, un buen consejo que me doy es que procure mantenerme atento para que mis palabras sean amables e inspiren estados mentales saludables.
Este consejo es recomendable para cualquier persona, se dedique a lo que se dedique, pero siendo psicólogo, es un súper consejo. Y pocas profesiones habrá en donde se pueda poner en práctica más frecuentemente (se me ocurre que los enseñantes tal vez tengan aún más ocasiones de ejercitarse).
Otro buen consejo es que procure crecer como persona para así poder ser más útil a los demás; y que procure ser útil a los demás para poder crecer como persona.
También intento estar tranquilo. Así puedo bucear sin miedo. Así puedo estar muy atento a lo que me dicen; porque esa persona que me habla, ahora es la persona más importante del mundo para mí.
Las recomendaciones de Carl Rogers
Y por último (más por no cansar que por otra cosa) trato de no olvidar las recomendaciones del famoso y respetado psicólogo que fue Carl Rogers.
Él sostenía que lo más importante en una psicoterapia es cultivar hacia el cliente la empatía; el respeto incondicional y la congruencia o el ser genuinos.
Con la empatía nos taponamos los oídos contra el muy destructivo canto de la sirena del odio. Cuando odiamos rechazamos, no queremos entender. Y la empatía nos lleva en volandas al extremo opuesto.
Con el respeto incondicional estoy dispuesto a que el otro sea diferente a cómo soy yo, no le impongo restricciones, no trato de asfixiarlo metiéndole en el frasquito de la avaricia.
Con la congruencia mantengo a distancia al engaño. Me muestro como soy.
Cambiante, a veces contradictorio. Más un río que una roca.
Y para acabar una pequeña reflexión (que también procuro recordar): mi cliente y yo estamos recorriendo el mismo sendero. Somos compañeros.
Mi trabajo es una forma peculiar de intentar ser un buen amigo.
Si quieres leer más sobre lo que hacemos los psicólogos y cómo lo hacemos puedes visitar esta sección de mi blog:
Comentarios 3
Me gusta mucho el blog. Una bonita forma de escribir; muy inspiradora y llena de serenidad.
Un saludo.
Author
Gracias, Ana. ¡Tus palabras sí que son inspiradoras!
Buenas tardes , un placer leerte, me siento como profesional plenamente identificada y como paciente ,atendida y aceptada .
Entré en el blog , por azar, buscando sobre “ las sirenas “ para ayudar a un paciente que necesita leer al respecto.
Una suerte leerte, me llenas de calma .
Voy a darle tu contacto a un amigo en Tenerife que requiere apoyo presencial.
Hoy día con la pandemia trabajo on Line mayormente . Y en una nueva plataforma de habla hispana que te invito a “ navegar “
Me gustaría seguir en contacto , te saludo desde Caracas / Vzla
Coral