Relaciones íntimas y salud
Está demostrado que disfrutar de una relación afectiva de calidad beneficia a la salud física y mental, seguramente disminuyendo el estrés y las consecuencias de los traumas, y mejorando el sistema inmunitario. El amor nos mantiene sanos.
También nos anima al crecimiento personal y a asumir los riesgos que todo desarrollo trae consigo.
Además, teniendo en cuenta la manera de vivir actual, muchos de nosotros sólo contamos con nuestra pareja a la hora de encontrar apoyo y consuelo. Con lo que la calidad de esa relación aún adquiere más importancia.
Saber que un ser querido “está ahí” para consolarnos en caso de necesidad, para compartir nuestras alegrías y nuestros planes, es una bendición que bien merece la pena cuidar y mimar para crezca adecuadamente o, en caso de necesidad, merece la pena curar.
Buscar ayuda
Y por suerte parece que empezamos a entender que es posible solicitar ayuda profesional que nos permita sanar relaciones matrimoniales o familiares que se encuentran deterioradas.
Lo que supone que dejamos de pensar que las relaciones amorosas están en manos del destino o de la suerte y que se trata, más bien, de procesos que podemos tratar de entender para corregir lo que nos esté impidiendo disfrutar de una relación reconfortante.
Lo que nos conviene entender
Y una buena parte de lo que nos conviene entender, si queremos disfrutar de una relación satisfactoria, son las emociones que están implicadas.
Y no siempre resulta fácil, ya que algunas de esas emociones permanecen agazapadas detrás de la posición rígida y de cortos vuelos que suele asumir cada miembro de la pareja en conflicto.
Y cuando surgen emociones que han estado a la sombra durante mucho tiempo puede que comencemos a ver a nuestra pareja con otros ojos, lo que nos permitirá entender que, más que por la mala fe, ha estado comportándose de manera hiriente para nosotros espoleada por la desesperación, por el miedo a perdernos, por la angustia de sentirse abandonada.
Y esto hará que algo se mueva en nuestro interior.
Y cambiaremos nuestra visión de nosotros mismos cuando surjan nuestras propias emociones, y también comprenderemos el papel que hemos desempeñado en la construcción de nuestra relación amorosa, en sus glorias y en sus miserias.
Y por fin, nuestras estructuras mentales se harán más flexibles y quedarán muchos huecos para que aniden la confianza, la sensación de sentirnos protegidos, entendidos, apoyados.
Para que nos sintamos satisfechos de darle a esa persona tan importante para nosotros todo lo que ella necesita para que se atreva a asumir riesgos y a abrirse.
Dejaremos de lado algunas cosas para acercarnos al amor
Y entonces dejaremos a un lado la sensación de impotencia y pasaremos a asumir activamente la certeza de ser capaces de cultivar adecuadamente nuestra relación amorosa.
Dejaremos de culpar al otro y comprenderemos cuál es nuestra responsabilidad.
Nos centraremos en nuestros temores y deseos apartando la vista de los errores del otro.
Y, sobre todo, nos alejaremos del aislamiento para entrar de cabeza en la conexión.
Todo este apasionante proceso puede resultar muy complicado, incluso con la ayuda de un profesional. Así que conviene que nos armemos de paciencia y de buena voluntad.
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