Los adultos somos los responsables
Si queremos conseguir que los niños con los que nos tratamos se comporten de una manera que facilite la convivencia conviene que empecemos por asumir que los adultos somos los responsables de que así sea.
Si asumimos el punto anterior, cosa imprescindible para que nos pongamos a la apasionante tarea de orientar a los niños hacia la felicidad, entonces podemos empezar a repasar algunos “trucos” que podemos utilizar para que los pequeños anden como “la seda”.
Los niños y las normas
Conviene empezar por dejar claras las normas de convivencia.
El niño debe saber lo que esperamos de él.
Pero no le digáis que sea bueno o cosas por el estilo, sino que conviene que le especifiquéis cosas concretas que él y vosotros podáis saber si las hace o no (recoger su cuarto, lavarse los dientes, etc.).
De poco servirán las normas si luego no se aplican, o se aplican unas veces sí y otras no.
Los niños y los premios
Cuando el niño se comporte de una manera adecuada, no olvidéis hacerle saber que os habéis percatado y que estáis satisfechos.
Puede valer con un gesto de admiración, o una sonrisa, o un comentario en voz alta. (También le podéis echar un poco de humor y caer desmayados por la impresión, después de tambalearos durante un buen rato.)
Pedir permiso
Puede ser de gran ayuda que acostumbréis al niño a que os pida permiso antes de aventurarse en nuevos experimentos vitales (por ejemplo, utilizar la lavadora como parque de atracciones para el perro). De esta manera se pueden evitar muchas dificultades.
Situaciones complicadas
Cuando sepáis de antemano que el niño se “emborrica” en ciertas situaciones es recomendable hablar con él antes de enfrentarse a esas situaciones, recordándole lo que sería deseable que ocurriera.
Expectativas de éxito
Si das por hecho que cierto comportamiento va a ocurrir, es más probable que ocurra.
Sobre todo si expresas en voz alta la expectativas de éxito que tenéis con respecto al niño.
Puede que sólo haya recogido una pelota diminuta de todo un cuarto desordenado, pero podéis comentar en voz alta, como si el niño no os escuchara, lo contentos que estáis al ver cómo recoge su cuarto.
Comentarios positivos
Y con la misma técnica de hablar del niño como si no os dierais cuenta de su presencia, conviene que hagáis comentarios positivos sobre él, magnificando los comportamientos adecuado que haya tenido.
Si reflejáis una imagen sobre él positiva puede que se acabe subiendo a ese “carro” y se acabe viendo a sí mismo y comportando de esa manera colaborativa.
Y por supuesto, muchos besos, abrazos y sonrisas.
Puedes leer más artçiculos sobre la educación de las hijos en la siguiente sección de este blog:
Comentarios 1
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