La imaginación como amiga
La imaginación puede ser una magnífica aliada en nuestra vida.
También, por supuesto, puede convertirse en la más implacable enemiga.
Sobre esta segunda posibilidad creo que cada uno de nosotros tiene suficiente experiencia como para escribir varios artículos.
Así que voy a centrarme en la imaginación como amiga que nos cuida y nos facilita las cosas.
Enfrentarte a una situación difícil
Imagínate (ya ves que empiezo proponiendo una práctica: vale más un gramo de práctica que una tonelada de teoría) que te tienes que enfrentar a una situación difícil como puede ser un examen, o que el dentista te ande hurgando las muelas, etc.
Si antes de esa situación que te desasosiega imaginas una escena agradable (la hayas vivido o te la inventes) tu mente será distraída de la ansiedad que está sintiendo y cambia hacia una actitud más optimista.
Te ahorrarás bastante estrés y estarás en mejores condiciones para abordar el reto al que te enfrentas.
Antes de dormir
Si las escenas agradables las convocas antes de dormirte, tu sueño será mucho más placentero.
Puedes acordarte de una situación que viviste y que te resultó placentera.
O imaginarte haciendo algo en el futuro que te produzca una gran sensación de calma y bienestar.
O inventarte que estás volando (siempre que no te asusten las alturas, jejé; aunque en ese caso, puedes volar a ras del suelo: también da mucho gusto).
Cuando recrees esas escenas procura que participen todos los sentidos. Es decir, imagina como huele, qué sientes en la piel, qué oyes, etc.
Antes de emprender una tarea
También la imaginación nos puede ayudar antes de realizar una tarea, ya que, si la imaginamos antes, facilitamos su realización posterior.
Se trata de un ensayo mental de cómo queremos comportarnos en un futuro cercano.
Por supuesto, conviene que lo que nos imaginemos esté al alcance de nuestras posibilidades. (De nada me servirá pasarme horas imaginándome con una pértiga en las manos y saltando seis metros de altura. O dando una conferencia en euskera.)
Te recomiendo algunas cosas para cuando hagas este ensayo mental:
- Que estés relajado, así tu mente estará en las mejores condiciones de aprender.
- Que te imagines dentro de la escena, participando; y no que te veas como desde fuera, como si te hubieran grabado con una cámara y te observaras en una pantalla.
- Que hagas participar a todos tus sentidos (ya sé que lo he dicho antes, pero me apetece repetirlo).
- Que te imagines la actividad bien hecha y no cometiendo errores.
- Y que la escena se desarrolle a una velocidad normal, es decir, que ni parezca una película de cine mudo, ni un anuncio de un perfume en donde el chico y la chica se acercan corriendo el uno al otro a una velocidad que hace temer que cuando se encuentren estén los dos para ir al geriátrico (como usuarios).
Y aquí lo dejo porque mi imaginación se me está imponiendo con unas escenas en las que estoy nadando en el mar, mientras veo unos acantilados a lo lejos y a pocos metros, las piernas morenas y brillantes de una mujer sentada en el muro del muelle, y saboreo el agua del mar y…
Ya me estoy yendo a darme un chapuzón.
Sobre el poder de la imaginación he escrito este otro artículo: