Más de lo mismo
En ocasiones nos encontramos ante un problema que notamos que, cuanto más intentamos arreglarlo, más crece. Es como si se tratase de trampas psicológicas nuestros intentos de solución.
Ciertas maneras de pensar, sentir y actuar se convierten en la leña que echamos diligentemente en el fuego que nos consume.
Y como el fuego aumenta, echamos más leña intentando apagarlo.
Es decir, más de lo mismo: un verdadero círculo vicioso.
Nos sentimos mal y hacemos, pensamos o sentimos algo encaminado a sentirnos mejor, pero conseguimos justo lo contrario: nos sentimos aún peor. Pongo algunos ejemplos de trampas psicológicas.
Oculto los sentimientos
Puedo pensar que enfadarme o mostrar mi irritación a los demás puede hacer que se sientan heridos.
Así que decido guardarme para mí mismo mis sentimientos para tener la fiesta en paz.
Pero entonces los demás no saben lo que necesito; incluso puede que ni sepan que tengo necesidades; y entonces me ignoran, o abusan de mí.
Y como es lógico, me cabreo.
Y eso me trae problemas, y confirmo lo malo que es mostrar los propios sentimientos y lo conveniente que es guardarse las propias necesidades para uno mismo.
Aquí estoy confundiendo asertividad con agresión y eso me hace girar una y otra vez en la misma noria.
No me meto en líos
Otras veces me puede dar pon pensar que cualquier cosa que emprenda me va a salir mal.
Sea un negocio, una relación, unos estudios, etc.
Aún así me pongo manos a la obra.
Pero como no me fio mucho de mí mismo hago las cosas con poca fe, a medio gas.
Y mi proyecto no funciona.
Y me digo a mi mismo: “Ves, ya te lo decía yo que no saldría bien. Mejor te quedas en casa tranquilito, sin meterte en líos.”
Agrado a los demás
También puedo querer agradar a los demás porque me siento inseguro.
Intento adivinar lo que ellos esperan de mí y lo hago.
Entonces, como es lógico, me acabo encontrando con alguien que se aprovecha de mí.
Y yo me siento utilizado.
Y me enfado por no haber sabido agradar de la manera adecuada que me hubiera reportado cariño y respeto.
Y aumenta mi inseguridad.
Aunque también puede ocurrir que no sepamos cómo decir NO a los demás.
Y para evitar que nos manipulen evitamos a los posibles manipuladores (es decir, potencialmente todo el mundo), les defraudamos y hacemos lo posible para que acaben pasando de nosotros.
Y ya está otra vez el círculo cerrado.
Caer en los hoyos que cavamos o trampas psicológicas
Como ves, hay múltiples maneras de cavar hoyos en los que luego caemos nosotros mismos una y otra vez.
Aún conozco otros hoyos de este tipo, si tienes interés en seguir leyendo sobre este asunto puedes leer este artículo:
Mi intención es desvelar esas maneras de pensar que nos hacen más difícil la vida.
Para cambiar los patrones de comportamiento que perpetúan nuestras dificultades es imprescindible conocerlos.
Sólo así podremos tener más control sobre nuestra vida.