Introducción
En los siguientes vínculos podrás leer reflexiones relacionadas con las funciones que cumple la respuesta de estrés (“El buen estrés: una fábula mitológica”) y cómo esta respuesta de estrés, cuando se repite más allá de lo deseable, puede provocar problemas físicos y psicológicos (“Estrés: Lo poco gusta, lo mucho cansa”).
Ahora paso a hablar sobre los diferentes tipos de estrés, con sus características propias y con los síntomas que suelen acompañarlos, me refiero al estrés agudo; al estrés agudo frecuente; y al estrés crónico.
Estrés agudo
Esta cara del estrés nos resulta a todos muy familiar.
Es lo que ocurre cuando la vida te exige y presiona en el presente, o cuando anticipas que lo hará.
A pequeñas dosis, este tipo de estrés le da un poco de chispa a la vida.
Por suerte, las visitas del estrés agudo suelen ser cortas, aunque, aún así, puede que sientas en esos momentos algunos de los siguientes síntomas:
Emociones de las no deseables: irritarte con facilidad, sentirte triste.
Estar más acelerado de la cuenta que notarás en quetu corazón late más rápido de lo recomendable; aumenta la presión en tus arterias; te sudan las manos y se quedan simultáneamente frías; mareos; sensación de que te quedas sin aire para respirar.
Problemas digestivos que pueden ir desde el estreñimiento a la diarrea, pasando por gases y otros desarreglos.
Dolores en diferentes partes del cuerpo provocados por la tensión muscular.
Estrés agudo frecuente
Si las visitas del estrés agudo son demasiado frecuentes provocarán que vivas en una especie de crisis permanente. Tu vida, entonces, estarte parecerá que reina el desorden en ella.
Puede que te hayas propuesto más objetivos de los que puedes abarcar.
Si es así, lo más probable es que sientas ansiedad, tensión, irritación. Incluso puede que la irritación se convierta en clara hostilidad (lo cual hará que tus relaciones empeoren).
También te visitará la preocupación con demasiada frecuencia.
Los síntomas físicos que notarás cuando estás bajo los efectos de un estrés agudo frecuente son similares a los que ya he mencionado relacionados con los episodios de estrés agudo. Pero al repetirse frecuentemente, puede que provoquen algunos cambios en tu estilo de vida como puede ser el aumento de consumo de alcohol, tabaco, bebidas excitantes, consumo de tranquilizantes y otros medicamentos, disminución del ejercicio físico y de los cuidados que le prodigas a tu cuerpo.
Teniendo en cuenta todo lo anterior no sería de extrañar que te cueste dormir bien, que te sientas cansada, que no puedas relajarte o disfrutar de esos pequeños momentos de tranquilidad que hacen tan agradable la vida (leer un libro, dar un paseo, mantener una conversación con un amigo).
Y el agotamiento, que tarde o temprano aparece si no evitas tantas visitas del estrés agudo, te puede llevar a sufrir síntomas depresivos (tristeza, sensación de que la vida no tiene sentido y que es insatisfactoria).
El mayor problema es que no te parezca un problema este tipo de vida estresante: que estés tan acostumbrada a vivir así que te parezca de lo más normal. Entonces empezarás a buscar las causas de tu malestar fuera de ti y le echarás la culpa a otras personas o a las circunstancias.
Estrés crónico
Mal asunto si el estrés se ha quedado a vivir contigo.
No pretendo alarmarte, pero las consecuencias de una larga convivencia con el estrés pueden ser desastrosas.
Las demandas y presiones muy altas que se prolongan indefinidamente provocarán que el estrés se haga crónico. Y puede que si lo estás sufriendo hayas tirado la toalla y hayas dejado de buscar una solución.
¿Qué puede generara estrés crónico?
Cuidar a enfermos durante mucho tiempo, ancianos, dementes.
Vivir una situación de exclusión social.
Aunque también puede ser causado por traumas vividos en la infancia y que permanecen siempre presentes en algún rincón de la mente provocando un estado crónico de tensión y malestar.
Las consecuencias más frecuentes de estar sometido a estrés crónico pueden ser tan graves como lo son los intentos de suicidio, comportamientos violentos, ataques cardíacos, y puede que también tenga mucho que ver en el cáncer.
Mantén a raya al estrés
En mi blog podrás encontrar unos cuantos artículos que te ayudarán a manejar el estrés de una manera adecuada.
Puedes visitar las siguientes secciones:
Espero que no le veas la cara al estrés más de lo prudente para tu salud y felicidad.