Te propongo un sencillo y a la vez potente ejercicio que sólo tardarás dos o tres minutos
en completarlo y que te permitirán apreciar las cosas agradables que vives cada día.
El ejercicio: Apunta tres cosas agradables
Elige un cuaderno y en él, cada día, antes de acostarte, apunta tres cosas buenas que te hayan ocurrido durante esa jornada.
No es necesario que sean acontecimientos muy importantes, grandes alegrías o conmovedoras revelaciones.
Más bien se trata de repasar el día vivido buscando pequeños momentos de placer, de bienestar, de cariño, etc. Como haber mantenido una conversación agradable con un amigo, o haber saboreado conscientemente un café, o haber jugado un rato con un niño, o disfrutado de la luz de la mañana, etc.
Cultivemos nuestra mente
Con mucha frecuencia nuestra atención se dirige diligentemente hacia los aspectos más negativos de nuestra vida.
Con este ejercicio que os propongo se trata de encaminarla también hacia los aspectos positivos que conviven con los negativos.
Prestar atención a los aspectos desagradable que la vida nos presenta es adaptativo, pero regodearse en ellos, no.
Poner la atención en las cosas agradables que se nos presentan deja un regusto mental de agradecimiento, de bienestar.
Cultivemos nuestra mente como jardineros enamorados.
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